Capitulo 236: La Verdad Detrés del Accidente
La gente murmuraba con curiosidad sobre por qué Valentina y Starlight Joyas estaban siendo objetivos de
hostilidad, qué habia ocurrido exactamente para que, de la noche a la manana. cayeran de las nubes al suelo.
Nadie sabia la razén exacta. Sin embargo, circulaba un rumor entre bastidores: cualquiera que se asociara con
Starlight Joyas estarfa renunciando a cualquier posibilidad de colaborar con la poderosa familia Valenzuela. Con
el enopoder que ostentaba la familia Valenzuela, ¢quién se atreverfa a ofenderlos? Asl, todos sablan qué
eleccion hacer.
En la oficina de Starlight Joyas, el ambiente era tenso. Dante y Giselle hacian lo posible por contener los rumores
y chismes, mostréndose serenos e imperturbables ante Valentina.
Un dia, Valentina recibié una llamada de Marc. Inicialmente, ella no queria contestar, pero Marc insistié con
varias llamadas. Finalmente, Valentina respondi6é. Como esperaba, la voz burlona de Marc resoné al otro lado de
la linea.
Valen, ;estas teniendo algln problema ultimamente? Cualquier cosa, dime. Después de todo,
ayudaré. somos padre e hija; sin duda to
Valentina sabia que Marc buscaba venganza por el desaire que ella le habia hecho en la fiesta de bienvenida.
Con una risa fria, Valentina contesté:
-Oh, ¢y cémo planeas ayudarme?
La respuesta dejo a Marc momentaneamente atonito. Luego, con una burla que parecia la mas grande de las
bromas para él, dijo:
-¢Yo ayudarte? Valentina, ¢no tienes a la familia Valenzuela? Pensé que realmente te habias convertido en la
querida hija de la familia Valenzuela. Pero parece que ambos olvidamos algo, tu apellido es Su, no Valenzuela.
Aunque Valentina habia perdido toda esperanza en Marc como padre hace tiempo, esas palabras, llenas de un
desdén que parecia querer verla hundida en el lodo, todavia la hicieron sentir un pinchazo de dolor. Con
amargura en su corazon, Valentina pregunté con desdén:
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-¢Realmente eres mi padre?
Esa pregunta ya la habia hecho antes, y Marc siempre respondia de la misma manera. Sin embargo, esta vez,
justo después de que Alicia mencionara el accidente automovilistico de Estrella, la pregunta parecié golpear un
neren Marc, quien, visiblemente perturbado, colgé el teléfono de manera precipitada.
Mirando su teléfono con ironia, Valentina sonrié con sarcasmo. Si Marc hubiera admitido no ser
su padre, tal vez se hubiera sentido mejor. Pero al colgar tan apresuradamente, demostré su
culpa.
Con el cefo fruncido, Valentina estaba sumida en sus pensamientos cuando su teléfono sono de nuevo, esta vez
con un nimero desconocido. Cautelosamente, contest, y una voz desconocida
pregunté:
-¢Seforita Valentina?
-Si, soy yo.
-Buenas, sefiorita Valentina. Don Mendoza le solicita que se presente en su oficina.
(Don Mendoza? La imagen de un hombre con mascara se formé en su mente. ;Qué queria de
ella?
-Esta bien-respondié Valentina, y colgé.
Después de delegar sus responsabilidades en la empresa a Dante, Valentina sali6 hacia el EdifiMendoza. Al
llegar, el gerente que solia recibirla ya la esperaba y la gal Ultimo piso. Esta vez, fue llevada a un jardin en la
azotea conectado con la oficina del CEO. El jardin, lleno de vegetacién y con una piscina, mostraba a lo lejos una
figura en la piscina, ;seria don Mendoza?
Valentina, de pie al borde de la piscina, sabia que debia acercarse y preguntarle a don Mendoza el motivo de su
citacion. Pero la reputacion peligrosa del hombre la hacia dudar, y después de unos pocos pasos, decidié no
avanzar mas. Si él no se movia, ella tampoco lo haria.
En la piscina, Santiago se mantenia de espaldas a Valentina, apostando a si ella se acercaria. Pero después de
un rato, no hubo movimiento detras de él.
Santiago esboz6 una sonrisa amarga al percatarse de que Valentina ain mantenia sus reservas hacia su
identidad como don Mendoza. Recordando el propésito de haber invitado a Valentina ese dia, Santiago cogid
casualmente el movil que flotaba en una bandeja sobre el agua y marcé el nimero de Thiago para darle unas
instrucciones.
Pronto, Thiago organizé que un empleado trajera un sobre sellado con archivos.
-Senorita Lancaster, esto es lo que don Mendoza le ha pedido que revise -dijo el recién llegado.
con extremo respeto hacia Valentina.
Todos en la oficina del atico hablan visto a Valentina antes. El piso superior del EdifiMendoza es considerado
la clspide del grupo empresarial, un lugar vetado para extrafios. Incluso para don Mendoza, cualquier reunion
con invitados importantes se organiza en otro lugar por su asistente
Thiago o en la oficina.
Sin embargo, la sefiorita Lancaster habla visitado en varias ocasiones, siempre bajo la
+15 BONOS
coordinacién personal de Thiago, quien curiosamente nunca se presentaba. Este
comportamiento era extremadamente peculiar y generaba rumores entre el personal sobre qué lugar ocupaba
exactamente la sefiorita Lancaster en la vida de don Mendoza. Por ello, todos los que eran enviados a tratar con
ella la trataban con un respeto excepcional.
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-Gracias.
Dijo Valentina al recibir el sobre, agradeciendo con cortesia. Su belleza natural superaba la de muchas
celebridades, y su radiante sonrisa era sencillamente deslumbrante. Una vez la persona se retir6, Valentina eché
un vistazo hacia la figura en la piscina y, sin dudar, abrid el sobre
sellado.
Dentro, encontrd los archivos de una investigacion sobre el accidente automovilistico de Estrella, que habia
ocurrido mas de una década atrés. La primera mirada a los documentos la llené de una tension palpable; los
analizé meticulosamente, palabra por palabra.
Era innegable, don Mendoza habfa hecho un trabajo exhaustivo; algunos detalles eran incluso desconocidos para
ella. La conclusién de la investigacion era inquietante: el accidente no habia sido un suceso fortuito, sino un acto
intencionado.
El coche en el que su madre habia sufrido el accidente fue recuperado del agua y examinado en su momento,
sin encontrar nada anormal. El paradero del vehiculo después de eso era un misterio, y con el paso del tiempo,
se supondria que ya no existia.
Sin embargo, don Mendoza habia localizado el automdvil, y una nueva inspeccién reveld una discrepancia
alarmante con los informes anteriores: un fallo en los frenos que sugeria sabotaje. La posibilidad de que el coche
hubiera sido manipulado indicaba un asesinato premeditado.
£Quién podria desear tanto la muerte de su madre? El rostro de Marc se cruz por la mente de Valentina. Aunque
la idea apareci6 solo por un instante, le costaba creerlo. A pesar de la indiferencia y la falta de afecto paternal de
Marc, Valentina habfa soportado todo. Habia sospechado antes que el accidente de su madre podria estar
relacionado con Marc, pero ahora, enfrentada con evidencias, se sentia reacia a aceptar esa posibilidad.
Con los labios apretados, Valentina continué revisando los archivos hasta que se topé con una foto de un hombre
desconocido pegada a una hoja que, ademas de la foto, contenfa registros de llamadas. Uno de los nimeros
registrados pertenecia a Marc. Algunas piezas del rompecabezas
parecian estar a punto de encajar, y Valentina, sosteniendo el archivo, no pudo evitar temblar
ante la revelacién.